domingo, 2 de junio de 2013

Capítulo 4: Duérmete vamos.

Holaa, aquí os traigo el cuarto capítulo. Siento deciros que mañana no podré subir ninguno seguramente por lo que este es un poco más largo. Me alegro mucho por las críticas tan buenas que me están dando sobre la historia, me encanta que seáis tan buenos lectores *-* en fin, aquí está vuestro capítulo, comentad y disfrutad mucho mucho mucho la lectura(:


Me acosté en la cama y miré hacia la nada pensativa, me aburría como nunca y encima tenía hambre, genial. Busqué mi móvil entre todas las cosas que habían en mi mochila y marqué el número de la pizzería más cercana para encargar una pizza, de barbacoa, como a mí me gustaba.
—Eh Geo.
—Danielle... hola.
—Anoche no dormiste aquí, ¿que pasó?
—Nada, me quedé dormida en un parque.
—Oh dios.-exageró-. Podían haberte violado, ¿estás bien?
—Sí, sí, estoy bien. No me ha pasado nada, no te preocupes.
—Vale.
Se sentó junto a mí y con un cepillo se puso a peinar los mechones rebeldes que se escapaban de mi recogido, estuvo así un buen rato, peinándome con cuidado. El objeto de su cuello me deslumbró, brillaba como nada que hubiera visto en mi vida, era precioso, era lo que buscaba. Una llave roja de cristal, acabada en una especie de ojo de rubí, miré la caja por el rabillo del ojo y en efecto, encajaba ahí.
—Bonito colgante.
—¿Te gusta? Me lo dio la tía Euríale.
—Sabes... tienes que dármelo.
—¿Cómo? Ni en broma.
—Vamos Dani, lo necesito, es por una buena causa.
—¿Tú y una buena causa? Anda ya, si eres como el diablo en persona.
—No lo soy.
—Ya claro, eso díselo a mis muñecas de hace tantos años a las que decapitaste.
—¡Oh venga! Eso fue hace mucho, dame el colgante, por favor.
—¡No!-se levantó y salió de la habitación dando un sonoro portazo.
Bien Geo, cada momento que pasa lo haces todo mejor Geo. Si ella no me daba el colgante, tarde  o temprano estaría en mi poder, como que me llamaba Georgia Legendre.
Salí rápidamente de la casa y nada más poner un pie en la escalera de fuera noté como el segundo peldaño se hundía bajo mis pies. Me quedé mirando el hueco que había formado pensando como podría arreglarlo sin que nadie se diera cunta, de una manera rápida y eficaz... espera, ¿qué era aquello? Me agaché para verlo mejor, no se como lo dudé, otra serpiente, más bien su cabeza. Parecía haber sido arrancada de algún lugar de la casa, la guardé en mi mochila y me dirigí al pueblo. Corriendo entré a la panadería en busca de Liam.
—Hola, ¿está Liam?
—Claro, ¿de parte de quién?
—Georgia.
—Umh, no me suena. Ah, ¿Geo?
—La misma.
—Pasa por allí, estará en su cuarto estudiando, es la tercera puerta a la izquierda.
—De acuerdo, gracias.
Pasé la puerta y me dirigí a la tercera habitación, abrí la puerta con cuidado y permanecí en el umbral observando por la fina apertura que había abierto. ¿Era aquel Liam? No, no era él quién allí se encontraba. Era una criatura alada, su pelo seguía siendo castaño y corto como el de Liam. Las alas blancas con plumas doradas desparecieron de su espalda, se giró y sin apenas echar una mirada añadió:
—Anda pasa.
Hice caso, entré a la habitación, allí estaba él sin camiseta, de pie e inmóvil como una escultura de cristal tan antigua que temía tocarle por si se rompía en pedazos.
—Liam...
—Siéntate.
—Liam...-seguí-¿Qué eres?
—Soy... digamos que no soy de aquí.
—¿De dónde entonces?
—De arriba. Del azul e infinito cielo, vengo de allí.
—¿Qué eres?
—No soy nada más que lo mismo que tú, soy una simple criatura que busca su sitio en el mundo.
—Está bien... por ahora no me digas nada.- me froté los ojos y me pellizqué el brazo por si aquello que había visto era tan solo una alucinación o el resultado de no haber dormido nada.
—¿Has echado esto de menos?-Liam sacó mi bicicleta de detrás del armario, yo asentí-.estaba en el parque, cuando nos fuimos se te olvidó cogerla...
—Muchas gracias, Liam.
—No hay porque darlas, es mi deber...
—Bueno... creo que debería irme.

Salí de su casa, me despedí del que supuse que sería su padre, que estaba atendiendo tras el mostrador, subí a mi bicicleta y puse rumbo a la tienda de música que tanto me había llamado la atención el día anterior. La tienda parecía antigua, las paredes era de ladrillo y estaban cubiertas de carteles de conciertos y una gran pancarta anunciaba en lo alto del edificio: "MUSIC IS LIFE"
Cuantísima razón tenía el cartel, la música es vida, si que lo es. Pasé a la tienda, una vocanada de aire frío me chocó en el rostro. Dentro de la tienda, Nirvana sonaba desde los altavoces con su tema "Lithium" que por cierto me encantaba, las paredes blancas con fundas de vinilos de bandas que desconocía colgadas y las estanterías llenas de discos actuales y más viejos que mi tía Euríale, también casetes y vinilos, más que una tienda se podía considerar un museo de la música de ayer y hoy. Era genial.

—Hola, ¿buscas algo?-preguntó un chico de mi estatura, un poco más alto. Moreno y muy atractivo, demasiado atractivo. Con el brazo lleno de tatuajes.
—Si.-dije dirigiendo la mirada a una estantería de vinilos.- creo que ya lo he enccontrado.
Alcancé un vinilo de "The Beatles" que llevaba buscando mucho tiempo y se lo entregué.
—Tienes un gran gusto, chica. Por cierto, yo soy Zayn.
—Georgia, encantada. ¿Me cobras?
—Claro.-dijo sonriendo.-Por cierto, he escuchado que se te ha roto la escalera de la entrada de tu casa, yo podría arreglarla.
—¿No eres muy joven? Para mi que tienes mi edad, quizá un año más...
—Diecinueve años. Y no, no soy muy joven. Es más, trabajo aquí y hago otros trabajos, ya sabes, por la universidad.
—Entiendo... ¿Cómo es eso de que escuchaste que se rompió?
—Pues lo escuché...
—¿Desde aquí?
—Si bueno, tengo buen oído.
—Claro, pásate por casa, supongo que sabes cual es, lo arreglas y me llamas, te pagaré.-soltó una carcajada.
—No lo iba a hacer gratis de todas formas eh.
—Lo suponía.
Me fui de la tienda, balanceando la bolsa en la que iba mi nurvo y maravilloso disco de The Beatles. En la bicicleta llegué rápidamente a casa, ya era tarde, no quería que me pasara como el día anterior que por un percance me quedé en un parque toda la noche. La luz estaba apagada, no se escuchaba más que el susurro del viento y las ramas de los árboles que chocaban con las ventanas desde fuera. Ya estaban durmiendo. Me dirigí a mi cuarto pero nada más verla, mi parte malvada salió a la luz con una idea brillante como las estrellas. Allí estaba Danielle, acostada en su cama, no estaba durmiendo. Movía constantemente las páginas de una revista a medida que leía. —Duérmete vamos.-me dije para mis adentros. Esperé un buen rato hasta que vi como la revista caía sobre su pecho y ella comenzaba a roncar como un oso ivernando. Era mi momento, me acerqué sigilosamente y de un movimiento arranqué el colgante de su cuello y corrí a mi habitación. Saqué la caja, crucé los dedos para que funcionara e introducí la llave en el hueco del ojo de la serpiente. La caja había sido abierta.

5 comentarios:

  1. me ha encantado *-* sube pronto el siguiente , es genial

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  2. Tu lo que quieres es que muera verdad? Jajaja, demasiado atractivo, yo diría más que eso.Estoy deseando que subas el siguiente <33

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    1. Claro, muere muere PUM PUM. Ya he subido, a ver si hablamos y te pasas por la otra novela http://andallyourlittlethings13.blogspot.com.es

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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