martes, 4 de junio de 2013

Capítulo 5: El medallón.

La caja había sido abierta. Levanté la tapa con cuidado y decepcionada, volví a cerrarla, fotos. Quería verlas, claro. Vacié la caja de golpe y algo cayó sobre las fotos, un objeto redondo de color cobrizo, un medallón, y en el centro había grabada una media Luna, al parecer creciente por su posición, al menos no era una dichosa serpiente. Cogí las fotos y formando un montón, comencé a pasarlas. Una foto de la mansión hace años, por supuesto mucho mejor cuidada que ahora, otra foto de la tía Euríale de joven, ella también estaba mejor cuidada en aquellos tiempos que ahora. Sonó el timbre, bajé de puntillas las escaleras y abrí la puerta.
—¿Quién es?
—Traigo la pizza, hubo un contratiempo y no pudimos venir antes.
Abrí la puerta, una chica de cabellos dorados con mechones rosados se encontraba frente a mí, de tez pálida y ojos azules. La tez blanca le daba un aspecto... muerto y, su sonrisa dejaba ver unos dientes perfectamente enfilados.
—Umh, ¿Cuánto es?
—Mejor paso, la dejo ahí y me pagas.
—Trae, yo la llevo ¿cuánto?
—No, insisto, yo la llevo.-empezaba a ser pesada, hice un gesto para que pasara y dejó la pizza sobre la mesa, al volverse pude ver como sus ojos se habían teñido de rojo y unos afilados colmillos asomaban por encima del labio inferior. Se avalanzó sobre mí y tirándome al suelo, pasó por encima de mí pisando mi cuello y subió al segundo piso como una bala. Como pude, me levanté y fui hacia mi cuarto arriba, tambaleándome confundida y entré a mi cuarto. La ventana estaba abierta y al asomarme pude observarle detenidamente, el chico, era él. En una moto, la chica rubia se montó y los dos se fueron, con ellos, el medallón.
Noté que alguien aparecía detrás de mí, y sin pensarlo le azoté en la cara con un libro que había sobre el escritorio, Liam cayó al suelo por el golpe.
—¡Dios Liam, lo siento!¡No sabía que eras tú!
—No te preocupes, estúpidos neófitos...
—Neo...¿Qué?
—Nada Geo, lo importante es que estés bien, ¿se han llevado algo?
—Si Liam, un medallón que encontré en la caja de las serpientes.
—¿Averiguaste cómo abrirla?
—Si, lo hice, pero en bano, se han llevado lo que contenía.
—Debí haber llegado antes.
—No, es suficiente con que hayas venido, gracias.
—No las des, es mi trabajo.
—¿Cómo?
—Nada, nada.
Liam me dio un beso en la frente y me dijo que no me preocupara, mi hermana, bastante alterada llamó a la puerta y cuando por fin consiguió estar, sin que yo me hubiese dado cuenta, Liam ya no estaba allí, había desaparecido. Danielle me mandó a dormir y dijo que si la despertaba de nuevo tendría serios problemas con ella, por lo que hice caso y me metí en la cama haciéndome un ovillo entre mi cuerpo y la cantidad incontable de mantas que formaban una montaña.
La noche pasaba a su paso, muy lentamente, yo me limitaba a mirar el cielo por la ventana y en pensar en el chico de los ojos azules, no, rojos, no, azules. Bueno, el chico de los ojos cambiantes, el chico de la moto, ese chico.  Aún no sabía quien era, y aún menos sabía yo que quería de mí. Algo chocó en el cristal, volvió a chocar. Me asomé y abajo estaban Liam y Zayn, este último tirando piedras al cristal de la ventana.
—¿Qué hacéis?¿Estais locos?
—Baja, rápida.
—No creo que sea buena idea.
Zayn se subió al árbol que había junto a mi cuarto y llegó a la ventana.
—Vamos, ¿quieres recuperar ese medallón?
—¿Cómo sabes tú...
—Me lo dijo Liam. ¿Vienes?
Miré atrás, la llave de la habitación descansaba en la mesilla, estaba cerrada. Cogí la mano de Zayn, pero este me cogió por la cintura y pegó un salto desde la ventana al suelo, a más de seis metros de altura. Caimos de pie, y como si nada, me bajó y comenzamos a caminar haia quién sabe donde.
—¿Cómo sabéis dónde están ellos? O sea, quienes se llevaron el medallón.
—Yo se donde viven.-dijo Zayn,la última la palabra la hizo haciendo un gesto de comillas con los dedos.
—Vale, ¿dónde es?
—Está por el centro, es un edificio avandonado.
Caminamos vagando por las calles, Zayn nos guiaba por las calles, Liam parecía preocupado y yo, bueno, yo quería recuperar mi medallón. Llegamos a una calle solitaria, Zayn paró frente a la puerta deun edificio y nosotros detrás de él, forzó el candado que había cerrando la puerta y pasamos, él iba por delante. No había luz en ningún lado, y no se escuchaba un ruido más que el de nuestra respiración agitada y las pisadas.
—¿Estáis seguros de que están aquí?
—Shhh, no hagas ni un ruido.
—Vale, vale.
Alguien puso su mano en mi hombro, y por el momento en el que estábamos mi reacción no fue de lo mejor, pegué un grito que me dejó sorda a mí misma, un salto y caí al suelo golpeándome el trasero, perfecto.
—¿Estás bien?-era la voz de Liam.
—Lo estoy.-dije al tiempo que la luz de la linterna de Zayn nos iluminaba, después al techo donde unos quince pares de ojos brillantes y rojos nos miraban sin pestañear.
—¿Estás segura de eso?-preguntó una chica castaña.
—No creas que ahora vas a estar bien.-susurró una chica de pelo negro a su lado, con un collar en el que ponía "Rachel".
Un chico se apolló en la chica castaña, y los demás caían del techo y se posicionaban tras ellos.
Liam se puso delante de mí, Zayn se acercó a el chico del parque, de su boca asomaron dos afilados colmillos. Zayn había cambiado su aspecto completamente.
Parecía que allí iba a haber una pelea enorme pero no, la chica que me trajo la pizza, poniéndose entre todos dijo:
—No era lo que buscábamos, dejadles marchar.
Me lanzó el medallón, lo cogí al vuelo y sin más que decir, dos chicos, uno de pelo rizado y otro bastante parecido a la tal Rachel, me empujaron hacia la salida.
—¡Eh!¡Ellos vienen conmigo!
—Tenemos que aclarar unas cosas, son asuntos del consejo.
La puerta se cerró, dejando a Liam y Zayn dentro.
 
 

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