No entendía nada de aquello, ¿Cómo era posible lo que me decía? Mi tía era tan solo una humana, no podría estar metida en aquellos líos por mucho que quisiera, era imposible.
—Pero... —me quedé con las palabras en la punta de la lengua cuando el timbre sonó, debíamos entrar a clase.
—Luego hablamos, Georgia. —asentí.
Entré al edificio y fui corriendo a la cafetería que seguía llena, busqué a Liam con la mirada y le vi saliendo por la otra puerta, corrí gritando su nombre e intentando que me escuchara, pero estaba lejos. de repente una chica apareció por mi derecha mientras corría para alcanzar a Liam y se chocó contra mí derramando el contenido de su bandeja sobre mi pelo. Me dirigió una mirada de odio y noté como si mis pulmones se secaran y no dejaran pasar el aire, mi estómago estaba contraído, y sentía un dolor inmediato de cabeza, que me provocaba nauseas. Una chica castaña se acercó a esta y le posó la mano en el hombro, se miraron por un segundo, entonces la primera chica se fue, no antes sin pisar mi mano con su punzante tacón negro. La chica castaña me extendió una mano, sus ojos verdes eran amigables, como todo su ser.
—No te tomes muy a pecho lo que ha pasado, ella..., es así —dijo mientras tiraba de mí para ponerme en pie.— Soy guarda de pasillo, no te preocupes, vamos al baño, te cambias y luego preparo un justificante para el tutor de la clase a la que faltes, ¡Lu, acompáñanos!
Una chica de pelo oscuro y ojos azules con una carpeta llena de papeles desordenados apareció a nuestro lado, salimos de la cafetería y fuimos directas al baño.
—Mi nombre es Dianne, estoy un curso por debajo, es un honor conocerte en persona Georgia Legendre.
—Emm, gracias.—dije con cierto tono dubitativo.
—Yo soy Lucy, puedes llamarme Lu. Estoy en tu curso.—me dedicó una sonrisa tímida.
Dianne abrió su mochila y comenzó a sacar cosas, una caja de pañuelos, una camiseta, un par de pantalones, un sujetador, un cepillo de pelo, un maletín de maquillaje... era como si esa mochila no tuviera fin. Me ofreció una camiseta gris y unos vaqueros de pitillo.
—Entra ahí, date una ducha y ponte esto.—dejé la ropa junto a mi mochila, me dio un bote de champú de hierbas y entré a la ducha.
El agua estaba fría pero me valía igual, me relajé completamente mientras el agua caía sobre mi piel y quitaba los restos de pasta y ensalada de mi cabello.
Alcancé una toalla que Lucy ofrecía por encima de la puerta y me sequé con ella. Salí y ellas ya tenían una especie de salón de belleza montado. Me sentaron en uno de los bancos del baño y comenzaron a secarme el pelo y a peinarlo.
—¿Qué se siente al ser una persona tan importante?
—¿Importante?—pregunté.
—Sí, en nuestro mundo eres así, en los subsuelos, en los bosques mágicos que hay tras el abismo, desde que llegaste a McKinleyville estas en boca de todos los habitantes... mágicos.—Aclaró Lucy.
—Ya, pero... yo no estoy familiarizada con la magia, bueno, familiarizada por mi familia, pero antes de llegar no sabía nada de esto.
—Oh, en ese caso... bueno ya estás peinada. limpia y vestida. Lu, saca los justificantes de pasillo y prepara uno a nombre de Georgia Legendre.
Firmó un justificante a nombre del guarda de pasillo y me senté junto a la puerta del aula esperando que terminara la clase y nos fueramos a la siguiente.
Liam salió el primero de clase nada más sonar la campana.
—No las soporto más, estas humanas se pegan como las babosas.
—Si no fueras un ángel buenorro no te acosarían como lo hacen.
—¿Crees que soy un ángel buenorro? —sus mejillas se volvieron coloradas.
—Pues claro —Las chicas comenzaron a arrollarlo y lo empujaban por el pasillo mientras se peleaban entre ellas por sentarse a su lado.
—¡Nos vemos en clase! —grité a Liam antes que desapareciera.
Louis salió de clase, me saludó con la mano y dejó de hablar con el chico que le acompañaba, era rubio y tenía aspecto de ser menor, además de que mediría un poco menos que yo.
—Era un amigo, creo que podrá ayudarnos con el asunto de mi hermana y tus amigos.
—Genial —hice una mueca.
Puso su mano alrededor de mi cadera y tiró de mí por el pasillo, en menos de dos minutos estabamos en el piso mas alto del edificio, en frente de clase. Ocupé un asiento al lado de Louis ya que una rubia gigante me había quitado mi asiento junto a Liam.
—¿Por qué faltaste a la anterior clase? No sabía que te fueran las pellas...
—Oh no, no hice pellas, tuve un problema pero mira —le enseñé el papelito firmado —. Tengo justificante.
—En ese caso bien.
Esta clase era diferente, no habían mesas separadas sino una gran fila de pupitres altos que rodeaban toda el aula. Las paredes estaban cubiertas de instrumentos de todas clases. La profesora entró en clase y de un grito nos hizo callar a todos. Sonrió y se presentó como la señora Collins, departamento de música.
—Bueno, ya sé que sois mayores, ¡último curso ni más ni menos! Peeeero —su tono de voz era tan agudo que mareaba —. Mi costumbre es que todos mis alumnos se presenten cantando.
—¿Cómo? ¿Canturreando nuestro nombre, edad y color favorito cual preescolar? —dijo un chico de pelo oscuro en cresta, con tatuajes rodeando todo su brazo.
—Cállese señor Jonhson. Bueno, no, no se calle, usted va a presentarse el primero y cantará igualmente el primero.
El chico abrió la boca para quejarse pero Collins le echó una mirada sebera y él comenzó a decir:
—Mi nombre es Steve Jonhson, nací en Kansas y voy a cantar "Welcome To The Black Parade" de My Chemical Romance.
—Excelente, comience.
Unas chicas de origen asiático se levantaron y cogieron unas gitarras eléctricas mientras Steve comenzaba a cantar desentonando completamente y todos nos uniamos para hacer los coros de la canción y dábamos palmas. Así con cada uno que salió, algunas chicas salían en grupo y cantaban como tal, supuse que estaban en el coro. Louis resultó tener una voz magnífica y Liam cantaba bueno... Como los ángeles, así debía cantar.
La clase acabó, apenas había sentido vergüenza cuando canté "Imagine" y me habían aplaudido y vitoreado. Me reuní con Louis a la puerta de salida.
—¿Qué fue eso? —dijo riendo.
—¿El qué? —di una patada nerviosa a una piedrecita.
—Lo de clase, cantaste como... Para hipnotizar...
—Anda ya, bueno, tú tienes que contarme, aun hay cosas que no sé ni sobre mí misma, y creo que tú sabes bastante para iluminarme...
—Esta noche paso a recogerte, será tarde, espero que sigas despierta.
—Ahí estaré, esperando tu llegada desde el balcón. —Nos despedimos con la mano y salí corriendo hacia casa.
Georgia acababa de mudarse a la antigua mansión de su tía abuela Euríale junto con su hermana, Danielle. Esta casa guarda oscuros secretos. Cosas que ella jamás habría imaginado. Criaturas que se mezclan con el mundo mortal y tal vez, tú, seas una de esas criaturas.
martes, 16 de julio de 2013
martes, 9 de julio de 2013
Capítulo 8: El consejo.
Holaa, aquí os dejo el octavo capítulo, espero que os guste y que comentéis, un beso :)).
La clase pasó lentamente, Liam y yo copiábamos todo lo que el tutor escribía en la pizarra en nuestros cuadernos, pero yo cada poco tiempo miraba hacia atrás y la mirada de Louis y la mía se cruzaban, cada sonrisa que soltaba me producía un escalofrío y sin saber cómo, cada vez que me estremecía era como si él lo notara, y se reía con una de sus perfectas carcajadas.
—Si siguen riéndose me temo que tendré que echarles al pasillo, señor Tomlinson, señorita Legendre.-dijo el señor Brown, nuestro tutor, sin apenas levantar la mirada de la pizarra.
Louis me tiró una mirada de maldad y diversión, me tapé la boca y ahogué una risa mientras él se metía el lápiz a la nariz, sin querer, mientras leía su libro de texto. La campana tocó por fin, después de aquella clase de Historia, una insoportable charla sobre el centro y una clase agotadora de Educación Física en la que nos habían hecho correr a todos durante la hora.
Sujetaba la libreta y el estuche entre mis brazos mientras esperaba a Louis a la puerta del vestuario de chicos, los chicos salían dándose codazos y empujándose entre ellos mientras que él no salía.
—Eh ¿vienes a comer?-me dijo Liam nada más salir, llevaba el pelo húmedo y una camiseta estrecha que marcaba todos sus músculos, las chicas comenzaron a rodearle.
—Creo que no, luego nos vemos en clase.-dije a tiempo de apartarme mientras todas aquellas chicas le cogían por los brazos y le empujaban hacia la cafetería.
Volví a quedarme sola en la puerta del vestuario masculino esperando a que Louis se decidiera a salir, ni siquiera sabía por qué le estaba esperando, no le conocía, y había dejado a Liam solo con aquel montón de chicas revolucionadas. Me olvidé de todo cuando le vi salir por la puerta, su pelo estaba mojado y le caía sobre la frente, olía realmente fresco y limpio, llevaba una camiseta, también estrecha como la de Liam, en la que ponía "I hate Mondays". Se alborotó el pelo con una toalla y la guardó rápidamente en la taquilla del vestuario.
—Veo que me has esperado.-sonrió brevemente y siguió.-Vamos, tenemos que hablar.
Me agarró por la muñeca y tiró de mí por los pasillos del instituto. Su falta de temperatura corporal me escandalizaba, era inhumano, pero esta vez no me solté, dejé que me guiara hasta donde quería llevarme. Pasamos la cafetería, se dirgió a fuera pero me detuve casi clavando los pies al suelo.
—Vamos.-dijo.
—Te quemarás.-dije decidida.
—¿De qué hablas?-parecía confuso. Solté su mano de la mía.
—Venga ya, sé que eres, si sales te quemarás.
Soltó una carcajada.
—Realmente no sabes nada de nosotros, los vampiros no nos quemamos al sol.-se señaló los músculos.-¿No has visto que maravilloso bronceado?
—Bueno, si tú lo dices.-esbocé una sonrisa torcida.
Salimos al césped y nos sentamos bajo un árbol, en la sombra. Abrí mi mochila y de ella saqué un sándwich que me había preparado Liam y un zumo, comencé a beber mientras él hablaba.
—Bueno, supongo que ya sabes por qué te he traído aquí.-dijo cansado.
—Para hablar.-di un mordisco al sándwich.
Soltó una carcajada.
—Ya bueno, hay muchos temas de los que se pueden hablar...-miró a todos lados a nuestro alrededor-. Pero digamos que este tema es menos común.- terminé el sándwich, hice con el papel metalizado una pelota y la guardé en mi mochila.- Tu amigo...
—Liam.
—¿Sabes qué es?
—Ajá.-me echó una mirada dubitativa-. Un ángel, es un ángel.
—Exacto. ¿Tu otro amigo es...?
—Zayn es un hombre lobo, sí, lo sé. Y tú y tus amiguitos vampiros, todos criaturas mágicas.- rio de nuevo con mi comentario.
—Bueno, como tú dices... somo criaturas, todo lo que imaginas, desde vampiros hasta las más diminutas hadas del bosque. Y como los humanos tenéis gobierno, nosotros tenemos un consejo.-asentí y el siguió hablando-. Bueno, el consejo tiene serias normas para que los humanos no descubran nuestra verdadera identidad. No debemos mostrar nuestra forma mágica delante de ellos, no podemos atacar a los humanos, esa es una de las reglas que más se pasan, puesto que muchos de nosotros nos alimentamos de humanos. No podemos quedarnos mucho tiempo en un mismo lugar, esta normativa va para los que somos inmortales; si los humanos ven que durante tiempo no envejecemos tienden a sospechar así que estamos mudándonos constantemente.
—Y...-no me dejó acabar la frase puesto que seguía hablando.
—Entre nosotros también hay reglas que cumplir. No podemos robar a los demás, por eso mi hermana Lottie entró en tu casa, pensaba que habías robado ese medallón. Entrar en las casas otro de nosostros, como en el mundo humano, también es ilegal. Y bueno, tus amigos serán castigados por ello.
—¿QUÉ?¿ESTO ES LO QUE TENÍAS QUE DECIRME?
—Pero...
—NO, Liam y Zayn; oh Dios...
—Lottie entró en tu casa, también será castigada, por eso necesito tu ayuda, es mi hermana, la única familia real que tengo.
—¿Por qué mi ayuda?
—Eres una Legendre, el consejo está a cargo de tu tía, Euríale Legendre.
La clase pasó lentamente, Liam y yo copiábamos todo lo que el tutor escribía en la pizarra en nuestros cuadernos, pero yo cada poco tiempo miraba hacia atrás y la mirada de Louis y la mía se cruzaban, cada sonrisa que soltaba me producía un escalofrío y sin saber cómo, cada vez que me estremecía era como si él lo notara, y se reía con una de sus perfectas carcajadas.
—Si siguen riéndose me temo que tendré que echarles al pasillo, señor Tomlinson, señorita Legendre.-dijo el señor Brown, nuestro tutor, sin apenas levantar la mirada de la pizarra.
Louis me tiró una mirada de maldad y diversión, me tapé la boca y ahogué una risa mientras él se metía el lápiz a la nariz, sin querer, mientras leía su libro de texto. La campana tocó por fin, después de aquella clase de Historia, una insoportable charla sobre el centro y una clase agotadora de Educación Física en la que nos habían hecho correr a todos durante la hora.
Sujetaba la libreta y el estuche entre mis brazos mientras esperaba a Louis a la puerta del vestuario de chicos, los chicos salían dándose codazos y empujándose entre ellos mientras que él no salía.
—Eh ¿vienes a comer?-me dijo Liam nada más salir, llevaba el pelo húmedo y una camiseta estrecha que marcaba todos sus músculos, las chicas comenzaron a rodearle.
—Creo que no, luego nos vemos en clase.-dije a tiempo de apartarme mientras todas aquellas chicas le cogían por los brazos y le empujaban hacia la cafetería.
Volví a quedarme sola en la puerta del vestuario masculino esperando a que Louis se decidiera a salir, ni siquiera sabía por qué le estaba esperando, no le conocía, y había dejado a Liam solo con aquel montón de chicas revolucionadas. Me olvidé de todo cuando le vi salir por la puerta, su pelo estaba mojado y le caía sobre la frente, olía realmente fresco y limpio, llevaba una camiseta, también estrecha como la de Liam, en la que ponía "I hate Mondays". Se alborotó el pelo con una toalla y la guardó rápidamente en la taquilla del vestuario.
—Veo que me has esperado.-sonrió brevemente y siguió.-Vamos, tenemos que hablar.
Me agarró por la muñeca y tiró de mí por los pasillos del instituto. Su falta de temperatura corporal me escandalizaba, era inhumano, pero esta vez no me solté, dejé que me guiara hasta donde quería llevarme. Pasamos la cafetería, se dirgió a fuera pero me detuve casi clavando los pies al suelo.
—Vamos.-dijo.
—Te quemarás.-dije decidida.
—¿De qué hablas?-parecía confuso. Solté su mano de la mía.
—Venga ya, sé que eres, si sales te quemarás.
Soltó una carcajada.
—Realmente no sabes nada de nosotros, los vampiros no nos quemamos al sol.-se señaló los músculos.-¿No has visto que maravilloso bronceado?
—Bueno, si tú lo dices.-esbocé una sonrisa torcida.
Salimos al césped y nos sentamos bajo un árbol, en la sombra. Abrí mi mochila y de ella saqué un sándwich que me había preparado Liam y un zumo, comencé a beber mientras él hablaba.
—Bueno, supongo que ya sabes por qué te he traído aquí.-dijo cansado.
—Para hablar.-di un mordisco al sándwich.
Soltó una carcajada.
—Ya bueno, hay muchos temas de los que se pueden hablar...-miró a todos lados a nuestro alrededor-. Pero digamos que este tema es menos común.- terminé el sándwich, hice con el papel metalizado una pelota y la guardé en mi mochila.- Tu amigo...
—Liam.
—¿Sabes qué es?
—Ajá.-me echó una mirada dubitativa-. Un ángel, es un ángel.
—Exacto. ¿Tu otro amigo es...?
—Zayn es un hombre lobo, sí, lo sé. Y tú y tus amiguitos vampiros, todos criaturas mágicas.- rio de nuevo con mi comentario.
—Bueno, como tú dices... somo criaturas, todo lo que imaginas, desde vampiros hasta las más diminutas hadas del bosque. Y como los humanos tenéis gobierno, nosotros tenemos un consejo.-asentí y el siguió hablando-. Bueno, el consejo tiene serias normas para que los humanos no descubran nuestra verdadera identidad. No debemos mostrar nuestra forma mágica delante de ellos, no podemos atacar a los humanos, esa es una de las reglas que más se pasan, puesto que muchos de nosotros nos alimentamos de humanos. No podemos quedarnos mucho tiempo en un mismo lugar, esta normativa va para los que somos inmortales; si los humanos ven que durante tiempo no envejecemos tienden a sospechar así que estamos mudándonos constantemente.
—Y...-no me dejó acabar la frase puesto que seguía hablando.
—Entre nosotros también hay reglas que cumplir. No podemos robar a los demás, por eso mi hermana Lottie entró en tu casa, pensaba que habías robado ese medallón. Entrar en las casas otro de nosostros, como en el mundo humano, también es ilegal. Y bueno, tus amigos serán castigados por ello.
—¿QUÉ?¿ESTO ES LO QUE TENÍAS QUE DECIRME?
—Pero...
—NO, Liam y Zayn; oh Dios...
—Lottie entró en tu casa, también será castigada, por eso necesito tu ayuda, es mi hermana, la única familia real que tengo.
—¿Por qué mi ayuda?
—Eres una Legendre, el consejo está a cargo de tu tía, Euríale Legendre.
viernes, 5 de julio de 2013
Capítulo 7: El Instituto.
Holaaa(: Aquí os dejo el séptimo capítulo, hacía bastante que no publicaba ninguno por lo que a partir de ahora intentaré subir seguidamente. Espero que comentéis en el capítulo con vuestra opinión y que me sigáis en twitter @geektomlinson y si tenéis dudas preguntadme en ask http://ask.fm/fixasacapuntas.
Un beso.
El sol me daba directamente en los ojos desde la ventana, que había olvidado cerrar cuando entré por ella esa noche, así que me obligué a levantarme. Mi primer día de instituto, genial, con las ganas que tenía yo. Entonces recordé a ese tal Harry, sonriendo y diciendo que nos veríamos en el instituto; no pude evitar sonrojarme nada más pensar en él. Me peiné y repasé mi maquillaje que llevaba del día anterior, me puse una camiseta verde y un pantalón vaquero corto con medias oscuras debajo.
Bajé a desayunar, entré a la cocina atraída por un olor magnífico a gofres y zumo de naranja recién exprimido, tenía que haber todo un manjar esperándome. Pero no era la tía Euríale la que allí estaba cocinando sino Liam, que hablaba animadamente con mi hermana, que se enroscaba un mecho de pelo entre los dedos a modo coqueto. Sin pensar en Danielle me tiré a los brazos de Liam y le besé la mejilla, después revisé sus brazos y su cuello en busca de algún mordisco o alguna herida, pero gracias a Dios no había nada.
—Menos mal que aquellos .-por la presencia de Danielle decidí no nombrar los vampiros-. Matones no te hicieron nada, me tenías preocupada.
—Te fuiste...
—Uno de ellos me obligó a irme a casa, más bien no él en persona, se lo ordenaron.
—¿Te hicieron algo?-su rostro palideció.
—No, no me hicieron nada.
—Ah bien, desayuna y nos vamos.
Me senté a la mesa y miré a Dan extrañada mientras ella reía a cada palabra que Liam soltaba por su boca y le miraba empanada, como si fuera la única persona que había en la cocina. Pasé la mano unas cuantas veces por delante de su rostro pero ni eso impedía que le mirase, estaba completamente embobada.
—Bueno Liam... será mejor que no vayamos, no quiero llegar tarde a clase.
—No tenemos prisa...
—Si, si la tenemos vámonos.-cogí a Liam por un brazo y a la vez agarré una libreta y un estuche lleno de bolígrafos-. No me gusta que mi hermana te coma así con los ojos.
—¿Tienes celos?- preguntó con una sonrisita pícara.
—¿Yo? Que va... bueno si, pero en plan amigos, ya sabes.
—Me gusta tu hermana.-mi respiración se cortó-. Es una chica agradable, tal vez podamos ser amigos-. me tranquilicé al oír que decía la palabra "amigos".
—Si bueno, no la conoces como yo. Es insoportable.
—Yo la encuentro encantadora.
—Pues ella a ti también, si vieras como te miraba...
—Ya, es una ventaja de ser lo que soy.
—de eso quería hablarte... Después de lo de anoche, me creería cualquier cosa así que dime, ¿qué eres? -Se quedó un momento en silencio y me miró como si supiera si contármelo o no.
—Un ángel.
—¡¿Un ángel?!-apenas me lo podía creer, aunque había dicho que lo asimilaría.
—Exacto.- dijo con tono indiferente, mientras daba patadas a las piedrecitas del suelo.
—Entonces ¿Vuelas?¿Tienes unas gigantes alas blancas? -ya sabía la segunda respuesta ya que había visto sus alas.- Y ¿tocas el arpa?¿Conoces a Dios?
—Esto... no, no toco el arpa, toco un poco el piano, no conozco a Dios, lo de las alas es cierto, las viste y además llegamos tarde a clase por lo que puedo responder así a la última pregunta.
No me dio tiempo a reaccionar puesto que me cogió por la cintura y las alas de su espalda desplegaron, no se como conseguía ocultarlas porque aquellas alas eran enormes. No parecía que le importara si alguien nos veía, aunque no había nadie en la calle porque era muy temprano.
Llegamos al instituto y Liam me bajó detrás de unos árboles, las alas disminuyeron su tamaño y acabaron por desaparecer. Nada más salir de detrás de los árboles las chicas quedaban boquiabiertas al ver a Liam, no sé si por su belleza o porque iba acompañado por mí.
—¿Siempre se comportan así?
—¿Eh?-dijo con indiferencia, como si no fuera centrado.
—Las chicas.-dije poniendo los ojos en blanco.
—No sólo chicas, también chicos, y profesores. Cuando un ángel termina el crecimiento de sus alas, experimenta otros cambios como la grasa que sobra en tu cuerpo, desaparece porque es innecesaria. Y soltamos una especie de ... ¿Feromona? Algo así que atrae a los humanos, les excita.
—A mí no me excitas. ¿Por qué?
—Porque no eres humana...-por la cara que puse comenzó a reír-. Eres el monstruo de las preguntas
—JA JA, muy gracioso.- le eché una mirada entre enfadada y divertida.
—Vamos anda, que la clase comenzará.-me dio un empujón para entrar a clase, él entró detrás de mí.
El tutor aun no había llegado por lo que un grupo de chicas, mil veces más guapas e interesantes que yo, secuestraron a Liam y se flipaban tocando sus músculos mientras el movía los labios diciendo "socorro". Entonces vi a Louis, por un momento nuestras miradas se cruzaron y sentí una especie de electricidad que me recorrió el cuerpo en segundos. Me hizo un gesto para que fuera hacia él.
—Tu amigo parece feliz.
—Él es feliz.
—No por mucho tiempo, tiene quince días.
—¿Quince días para qué?-comenzaba a ponerme nerviosa, no sabía de que narices me estaba hablando.
—Al consejo no le gustó nada que él y el lobito se colaran en el nido, serán sancionados por los grandes, tiene quince días hasta que todo el consejo esté reunido.
—¿Lobito?Ah vale, Zayn... ¿Nido?¿Consejo?¿De qué me hablas?
—El nido, donde entrasteis la otra noche, ahí vivimos los vampiros, les llamamos el nido.
—¡Buenos días alumnos! Siéntense, por ser el primer día después de las vacaciones de primavera no crean que les voy a pasar ni una.-anunció el tutor.
—En el recreo, no te vayas, tenemos que hablar.
Ocupé mi asiento junto a Liam que ya no era acosado por sus "fans" y la clase comenzó.
Un beso.
El sol me daba directamente en los ojos desde la ventana, que había olvidado cerrar cuando entré por ella esa noche, así que me obligué a levantarme. Mi primer día de instituto, genial, con las ganas que tenía yo. Entonces recordé a ese tal Harry, sonriendo y diciendo que nos veríamos en el instituto; no pude evitar sonrojarme nada más pensar en él. Me peiné y repasé mi maquillaje que llevaba del día anterior, me puse una camiseta verde y un pantalón vaquero corto con medias oscuras debajo.
Bajé a desayunar, entré a la cocina atraída por un olor magnífico a gofres y zumo de naranja recién exprimido, tenía que haber todo un manjar esperándome. Pero no era la tía Euríale la que allí estaba cocinando sino Liam, que hablaba animadamente con mi hermana, que se enroscaba un mecho de pelo entre los dedos a modo coqueto. Sin pensar en Danielle me tiré a los brazos de Liam y le besé la mejilla, después revisé sus brazos y su cuello en busca de algún mordisco o alguna herida, pero gracias a Dios no había nada.
—Menos mal que aquellos .-por la presencia de Danielle decidí no nombrar los vampiros-. Matones no te hicieron nada, me tenías preocupada.
—Te fuiste...
—Uno de ellos me obligó a irme a casa, más bien no él en persona, se lo ordenaron.
—¿Te hicieron algo?-su rostro palideció.
—No, no me hicieron nada.
—Ah bien, desayuna y nos vamos.
Me senté a la mesa y miré a Dan extrañada mientras ella reía a cada palabra que Liam soltaba por su boca y le miraba empanada, como si fuera la única persona que había en la cocina. Pasé la mano unas cuantas veces por delante de su rostro pero ni eso impedía que le mirase, estaba completamente embobada.
—Bueno Liam... será mejor que no vayamos, no quiero llegar tarde a clase.
—No tenemos prisa...
—Si, si la tenemos vámonos.-cogí a Liam por un brazo y a la vez agarré una libreta y un estuche lleno de bolígrafos-. No me gusta que mi hermana te coma así con los ojos.
—¿Tienes celos?- preguntó con una sonrisita pícara.
—¿Yo? Que va... bueno si, pero en plan amigos, ya sabes.
—Me gusta tu hermana.-mi respiración se cortó-. Es una chica agradable, tal vez podamos ser amigos-. me tranquilicé al oír que decía la palabra "amigos".
—Si bueno, no la conoces como yo. Es insoportable.
—Yo la encuentro encantadora.
—Pues ella a ti también, si vieras como te miraba...
—Ya, es una ventaja de ser lo que soy.
—de eso quería hablarte... Después de lo de anoche, me creería cualquier cosa así que dime, ¿qué eres? -Se quedó un momento en silencio y me miró como si supiera si contármelo o no.
—Un ángel.
—¡¿Un ángel?!-apenas me lo podía creer, aunque había dicho que lo asimilaría.
—Exacto.- dijo con tono indiferente, mientras daba patadas a las piedrecitas del suelo.
—Entonces ¿Vuelas?¿Tienes unas gigantes alas blancas? -ya sabía la segunda respuesta ya que había visto sus alas.- Y ¿tocas el arpa?¿Conoces a Dios?
—Esto... no, no toco el arpa, toco un poco el piano, no conozco a Dios, lo de las alas es cierto, las viste y además llegamos tarde a clase por lo que puedo responder así a la última pregunta.
No me dio tiempo a reaccionar puesto que me cogió por la cintura y las alas de su espalda desplegaron, no se como conseguía ocultarlas porque aquellas alas eran enormes. No parecía que le importara si alguien nos veía, aunque no había nadie en la calle porque era muy temprano.
Llegamos al instituto y Liam me bajó detrás de unos árboles, las alas disminuyeron su tamaño y acabaron por desaparecer. Nada más salir de detrás de los árboles las chicas quedaban boquiabiertas al ver a Liam, no sé si por su belleza o porque iba acompañado por mí.
—¿Siempre se comportan así?
—¿Eh?-dijo con indiferencia, como si no fuera centrado.
—Las chicas.-dije poniendo los ojos en blanco.
—No sólo chicas, también chicos, y profesores. Cuando un ángel termina el crecimiento de sus alas, experimenta otros cambios como la grasa que sobra en tu cuerpo, desaparece porque es innecesaria. Y soltamos una especie de ... ¿Feromona? Algo así que atrae a los humanos, les excita.
—A mí no me excitas. ¿Por qué?
—Porque no eres humana...-por la cara que puse comenzó a reír-. Eres el monstruo de las preguntas
—JA JA, muy gracioso.- le eché una mirada entre enfadada y divertida.
—Vamos anda, que la clase comenzará.-me dio un empujón para entrar a clase, él entró detrás de mí.
El tutor aun no había llegado por lo que un grupo de chicas, mil veces más guapas e interesantes que yo, secuestraron a Liam y se flipaban tocando sus músculos mientras el movía los labios diciendo "socorro". Entonces vi a Louis, por un momento nuestras miradas se cruzaron y sentí una especie de electricidad que me recorrió el cuerpo en segundos. Me hizo un gesto para que fuera hacia él.
—Tu amigo parece feliz.
—Él es feliz.
—No por mucho tiempo, tiene quince días.
—¿Quince días para qué?-comenzaba a ponerme nerviosa, no sabía de que narices me estaba hablando.
—Al consejo no le gustó nada que él y el lobito se colaran en el nido, serán sancionados por los grandes, tiene quince días hasta que todo el consejo esté reunido.
—¿Lobito?Ah vale, Zayn... ¿Nido?¿Consejo?¿De qué me hablas?
—El nido, donde entrasteis la otra noche, ahí vivimos los vampiros, les llamamos el nido.
—¡Buenos días alumnos! Siéntense, por ser el primer día después de las vacaciones de primavera no crean que les voy a pasar ni una.-anunció el tutor.
—En el recreo, no te vayas, tenemos que hablar.
Ocupé mi asiento junto a Liam que ya no era acosado por sus "fans" y la clase comenzó.
martes, 2 de julio de 2013
Capítulo 6: Sin temperatura.
A empujones me sacaron de allí, fuera hacía aun más fresco que cuando llegamos y el aire penetraba en mis brazos y me cortaba los labios congelándolos al mismo tiempo. Mi respiración estaba agitada y reprimía las ganas de llorar con todas mis fuerzas. Zayn y Liam seguían ahí dentro por mi culpa, ciertos asuntos de un consejo, a saber cuál, me impedían entrar a por ellos, y no se escuchaba el más mínimo ruido allí dentro por mucho que acercara la oreja a la puerta para intentar escuchar la conversación. Cerré los ojos y algunas lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, aunque yo no quisiese llorar. Un portazo sonó detrás de mí, me giré pensando que podían ser Liam y Zayn, que ya habían solucionado todo, pero no eran ellos quienes allí se encontraban, sino un chico que permanecía de espaldas a mí, cerrando la puerta con llave al parecer. Me volví de nuevo y escondí la cabeza en las rodillas, yo estaba tras unos maceteros y a lo mejor ahí no me vería si eso era lo que buscaba, a mí. Pero nada más volverse todas mis venas y músculos se tensaron, me quedé petrificada y nada más tragar saliva, como si hubiera escuchado mi garganta moverse, miró hacia mí con esos ojos azules y gélidos, gélidos como el hielo y a la vez cálidos que incitaban a abrazarle, que semejaban el calor de una chimenea y una casa hogareña y tranquila, eran simplemente perfectos. Se acercó a mí con aire tranquilo y con una pequeña sonrisa.
—No te acerques a mí, sé que eres.-siguió acercándose hasta ponerse delante de mí.
—¿Ah, si?¿Qué soy?
—Eres... eres un vampiro, chupasangres, y no tengo miedo.-su rostro se tranquilizó.
—Tampoco tenías por qué tenerme miedo, no voy a hacerte nada.-no podía confiar en él, había estado a punto de matarme unos días atrás, pero esos ojos, me hacían confiar en él, sentirme segura.
—¿Qué está pasando ahí dentro?¿Volverán?
—Claro que volverán, no les va a pasar nada. Y lo que pase ahí dentro es cosa del consejo, tú no puedes saber nada, humana.
—Pues menuda mierda.
—Eh, ¿te apetece dar una vuelta?
—¿Contigo? ¿Vas a chuparme la sangre hasta dejarme seca?-soltó una carcajada, su risa era la más perfecta que había escuchado en mi vida.
—¿De verdad crees que voy a hacer eso? Oh vamos.
Me ofreció su mano para levantarme, la miré dubitativa sin saber que hacer, esperar a Zayn y Liam o irme con él a saber dónde. Creí que iba a retirar la mano cuando la agarré y el tiró de mí hacia arriba con suma fuerza. su muñeca estaba helada, no tenía temperatura corporal, era frío y su piel era suave y impoluta, sin una sola imperfección. Retiré la mano, me resultaba inhumano que no hubiera temperatura corporal en ese cuerpo, pero él no era humano, ese era el problema.
—Por cierto, mi nombre es Louis. Louis Tomlinson.
—Georgia Legendre, llámame Geo.
—Gerogia es bonito, no necesita que lo acorten de ninguna manera.-me sonrojé.
—Pues... gracias, Louis también es bonito.
—Claro, sé que soy bonito, más bien sexy.-soltó una nueva y sonora carcajada.
Volvió a tomar mi mano, esta vez sin pedirme permiso y me agarró por la cintura, a esto me separé un poco de él. Comenzamos a andar hablando sobre cosas sin sentido, que no tenían nada que ver con lo que había pasado. La calle estaba desierta, por la noche no era como yo la había visto siempre, como un pueblecillo alegre y lleno de vida sino que se veía lúgubre y no había nadie. Las casas no mostraban el mínimo indicio de vida, las ventanas no reflejaban la luz del interior de las habitaciones y el único lugar del que parecía escaparse luz y sonido era de la mansión, al contrario que por el día.
Un chico de pelo oscuro y rizado se posó delante de nosotros y puso una sonrisa torcida. Realmente era atractivo, a la vez era aterrador por su mirada, no parecía tener más de dieciocho años pero su mirada era adulta y excitante. Se pasó sus dedos, ágiles y finos, por el pelo desenredando los rizos y se acercó a nosotros aun más.
—Louis, ¿saliendo con la intrusa?
—Es humana Harry, ni siquiera sabe que somos.
—Si lo s...-Louis me puso una mano en la boca.
—Bueno, Edmond dice que lleves a la chica a su casa.
—¿Qué?¿Y mis amigos?¿Dónde están ellos?
—No te preocupes, mañana los verás, y a mí también.-me guiñó un ojo-. Acabaron las vacaciones de Primavera, y en unas horas es tu primer día de instituto, duerme preciosa.
Desapareció de nuestra vista igual que como había aparecido, en un abrir y cerrar de ojos.
Louis me cogió en brazos y me obligó a cerrar los ojos, el viento me daba en la cara y sabía que nos movíamos a gran velocidad, en menos de cinco minutos estábamos en mi casa.
—¿Cómo has hecho eso?
—Es parte de ser... lo que soy. Mañana te veo.
Subí trepando por el árbol que daba a la ventana de mi cuarto, escuché un murmullo de muchas voces en el piso de abajo nada más entrar a mi habitación pero sin darles importancia alguna, me tiré sobre mi cama y me dormí.
—No te acerques a mí, sé que eres.-siguió acercándose hasta ponerse delante de mí.
—¿Ah, si?¿Qué soy?
—Eres... eres un vampiro, chupasangres, y no tengo miedo.-su rostro se tranquilizó.
—Tampoco tenías por qué tenerme miedo, no voy a hacerte nada.-no podía confiar en él, había estado a punto de matarme unos días atrás, pero esos ojos, me hacían confiar en él, sentirme segura.
—¿Qué está pasando ahí dentro?¿Volverán?
—Claro que volverán, no les va a pasar nada. Y lo que pase ahí dentro es cosa del consejo, tú no puedes saber nada, humana.
—Pues menuda mierda.
—Eh, ¿te apetece dar una vuelta?
—¿Contigo? ¿Vas a chuparme la sangre hasta dejarme seca?-soltó una carcajada, su risa era la más perfecta que había escuchado en mi vida.
—¿De verdad crees que voy a hacer eso? Oh vamos.
Me ofreció su mano para levantarme, la miré dubitativa sin saber que hacer, esperar a Zayn y Liam o irme con él a saber dónde. Creí que iba a retirar la mano cuando la agarré y el tiró de mí hacia arriba con suma fuerza. su muñeca estaba helada, no tenía temperatura corporal, era frío y su piel era suave y impoluta, sin una sola imperfección. Retiré la mano, me resultaba inhumano que no hubiera temperatura corporal en ese cuerpo, pero él no era humano, ese era el problema.
—Por cierto, mi nombre es Louis. Louis Tomlinson.
—Georgia Legendre, llámame Geo.
—Gerogia es bonito, no necesita que lo acorten de ninguna manera.-me sonrojé.
—Pues... gracias, Louis también es bonito.
—Claro, sé que soy bonito, más bien sexy.-soltó una nueva y sonora carcajada.
Volvió a tomar mi mano, esta vez sin pedirme permiso y me agarró por la cintura, a esto me separé un poco de él. Comenzamos a andar hablando sobre cosas sin sentido, que no tenían nada que ver con lo que había pasado. La calle estaba desierta, por la noche no era como yo la había visto siempre, como un pueblecillo alegre y lleno de vida sino que se veía lúgubre y no había nadie. Las casas no mostraban el mínimo indicio de vida, las ventanas no reflejaban la luz del interior de las habitaciones y el único lugar del que parecía escaparse luz y sonido era de la mansión, al contrario que por el día.
Un chico de pelo oscuro y rizado se posó delante de nosotros y puso una sonrisa torcida. Realmente era atractivo, a la vez era aterrador por su mirada, no parecía tener más de dieciocho años pero su mirada era adulta y excitante. Se pasó sus dedos, ágiles y finos, por el pelo desenredando los rizos y se acercó a nosotros aun más.
—Louis, ¿saliendo con la intrusa?
—Es humana Harry, ni siquiera sabe que somos.
—Si lo s...-Louis me puso una mano en la boca.
—Bueno, Edmond dice que lleves a la chica a su casa.
—¿Qué?¿Y mis amigos?¿Dónde están ellos?
—No te preocupes, mañana los verás, y a mí también.-me guiñó un ojo-. Acabaron las vacaciones de Primavera, y en unas horas es tu primer día de instituto, duerme preciosa.
Desapareció de nuestra vista igual que como había aparecido, en un abrir y cerrar de ojos.
Louis me cogió en brazos y me obligó a cerrar los ojos, el viento me daba en la cara y sabía que nos movíamos a gran velocidad, en menos de cinco minutos estábamos en mi casa.
—¿Cómo has hecho eso?
—Es parte de ser... lo que soy. Mañana te veo.
Subí trepando por el árbol que daba a la ventana de mi cuarto, escuché un murmullo de muchas voces en el piso de abajo nada más entrar a mi habitación pero sin darles importancia alguna, me tiré sobre mi cama y me dormí.
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